jueves, 8 de noviembre de 2012

Crisis de representatividad.



Parte de la caracterización de las que se impregna estas ediciones son producto de una crisis de representación por parte de la sociedad. En esta lógica existe una relación causal directa.

Lo que esa porción de la sociedad está reclamando es claro, una alternativa política.

La marcha no es apolítica, autoconvocada ni despolitizada. Se están solicitando la modificación de ciertas e innumerables cantidades de políticas públicas y la convocatoria está siendo efectuada por sectores de los más concentrados de la sociedad, que en la última coyuntura electoral resultaron minoritarios y atomizados por la gran cantidad de alternativas.

Es por eso que la crisis de representación impide la efectiva alternativa electoral, esos sectores no podrán jamás explicitar sus intenciones, bajo la autoconvocatoria de todos estos sectores de la sociedad juntos y descontentos con tal o cual medida, llevan al manifiesto su descontento.

Pero la manifestación a favor de la alternativa, se reclama erróneamente a un interlocutor equivocado, de esta manera se reclama al gobierno nacional la realización de acciones contrarias a su accionar histórico o decisiones políticas.

La crisis de representatividad se plantea entre la relación entre los manifestantes y la dirigencia política de la oposición, quienes asombrosamente no se ponen en frente de la marcha, dado que ese accionar los desprestigiaría y a la marcha misma, sin generar de esa forma el resultado buscado.

Con la implementación de esta lógica se lleva a la práctica la lógica propia de la caracterización general de la “oposición” en 2009, resultando de esta manera una infinidad de grupos diseminados y diferentes, incapaces de coordinar un accionar.

La autoconvocatoria, la apoliticidad y la espontaneidad, junto con la agenda propia o motivo personal de cada manifestante para reclamar, representa un show ideal para expresar una muchedumbre de personas que protestan, sin lograr ningún cambio efectivo concreto sobre una medida y sin poder lograr la construcción de una alternativa seria. Brinda una ficticia idea de potencialidad opositora que es posible que no se vea reflejada electoralmente.

Podemos nombrar como caso testigo a Juan Carlos Blumberg, quien bajo el slogan de seguridad, concreto y conciso, con una propuesta de reforma al código penal, logro ser escuchado por las autoridades, pero a la hora de trasladar esa capitalización a las urnas resultó infructuosa.

Por último celebró abiertamente y con gran alegría que exista la posibilidad de realizar cualquier tipo de manifestación. Pero la representación del gobierno, esta con otros sectores de la sociedad y es probable que después de hoy, estos reclamos sean desoídos porque son otros actores políticos quienes deben levantar esa agenda.

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