Parte de la caracterización de las que se impregna estas
ediciones son producto de una crisis de representación por parte de la
sociedad. En esta lógica existe una relación causal directa.
Lo que esa porción de la sociedad está reclamando es claro, una
alternativa política.
La marcha no es apolítica, autoconvocada ni despolitizada. Se
están solicitando la modificación de ciertas e innumerables cantidades de políticas
públicas y la convocatoria está siendo efectuada por sectores de los más
concentrados de la sociedad, que en la última coyuntura electoral resultaron
minoritarios y atomizados por la gran cantidad de alternativas.
Es por eso que la crisis de representación impide la
efectiva alternativa electoral, esos sectores no podrán jamás explicitar sus
intenciones, bajo la autoconvocatoria de todos estos sectores de la sociedad juntos
y descontentos con tal o cual medida, llevan al manifiesto su descontento.
Pero la manifestación a favor de la alternativa, se reclama erróneamente
a un interlocutor equivocado, de esta manera se reclama al gobierno nacional la
realización de acciones contrarias a su accionar histórico o decisiones políticas.
La crisis de representatividad se plantea entre la relación entre
los manifestantes y la dirigencia política de la oposición, quienes
asombrosamente no se ponen en frente de la marcha, dado que ese accionar los desprestigiaría
y a la marcha misma, sin generar de esa forma el resultado buscado.
Con la implementación de esta lógica se lleva a la práctica
la lógica propia de la caracterización general de la “oposición” en 2009,
resultando de esta manera una infinidad de grupos diseminados y diferentes,
incapaces de coordinar un accionar.
La autoconvocatoria, la apoliticidad y la espontaneidad,
junto con la agenda propia o motivo personal de cada manifestante para
reclamar, representa un show ideal para expresar una muchedumbre de personas
que protestan, sin lograr ningún cambio efectivo concreto sobre una medida y
sin poder lograr la construcción de una alternativa seria. Brinda una ficticia
idea de potencialidad opositora que es posible que no se vea reflejada
electoralmente.
Podemos nombrar como caso testigo a Juan Carlos Blumberg,
quien bajo el slogan de seguridad, concreto y conciso, con una propuesta de
reforma al código penal, logro ser escuchado por las autoridades, pero a la
hora de trasladar esa capitalización a las urnas resultó infructuosa.
Por último celebró abiertamente y con gran alegría que
exista la posibilidad de realizar cualquier tipo de manifestación. Pero la representación
del gobierno, esta con otros sectores de la sociedad y es probable que después de
hoy, estos reclamos sean desoídos porque son otros actores políticos quienes
deben levantar esa agenda.
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